Raúl Velloso es uno de los pintores contemporáneos gallegos con más personalidad del panorama actual. Si visitamos cualquier feria de arte del panorama mundial distinguiremos un cuadro de Velloso sin necesidad de acercarnos a ver la firma o el panel de artistas participantes. Tiene estilo propio, que es el gran reclamo de coleccionistas y amantes del arte por ser uno de los atributos que definen al auténtico artista: el que crea sin copiar, siendo único y alcanzando algo tan difícil en el mundo del arte como es tener estilo propio.

Velloso observa la realidad a través de la deformación, expande los volúmenes, ondula las líneas y caricaturiza la realidad, parecen imágenes oníricas de un niño pero esconden una reinterpretación del estilo naif de Picasso, los colores planos de Henri Matisse o crea una organización geométrica claramente influenciada por el Modernismo Catalán o el Románico Gallego.

- Hola, Raúl. Te encontramos en tu estudio trabajando, veo que tienes muchos dibujos. ¿Es parte del proceso de preparar un proyecto?
- Todos los días procuro dedicar como mínimo una hora a dibujar, con lápiz o carboncillo, lo hago para “soltar la mano” y dejar que la creatividad fluya, también como ejercicio de mejora técnica. Fue uno de los consejos que me dio Antoni Tàpies. Independientemente de estos deberes rutinarios, cada cuadro que voy a pintar va precedido de muchos bocetos, mucho estudio y a veces investigación.

Preparo cada obra como si fuese única y, como te comentaba, hago muchos dibujos. No me doy cuenta de la cantidad de bocetos que hago cuando estoy haciéndolos. Los aprovecho todos y muchas veces me encuentro con treinta o cuarenta bocetos con detalles, trazos, estudios de perspectivas y cientos de ideas que plasmo en papel con lápiz y son imprescindibles para el resultado artístico final.

- Nos comentabas que fue una de los consejos que te dio Antoni Tápies, el maestro del Informalismo, y a la vez tu mentor. ¿Eres consciente de que eres un privilegiado por haber estado formándote en su estudio en Barcelona? ¿Cómo fue? porque yo que te conozco desde niño y de joven te veía jugar al futbol tan bien, no imaginaba que ese joven sería el gran artista que eres hoy en día.
- Sin duda, Tápies fue mi descubridor. Yo me estaba formando en un estudio de arquitectura y tuve que viajar a Barcelona, tenía mi mente entrenada para los volúmenes arquitectónicos y me apasionaba la arquitectura. Llegar a esa ciudad y descubrir a Gaudí y la magnífica arquitectura de Barcelona fue un revulsivo que me llevó a pintar. Pintaba compulsivamente y un día llevé mis dibujos a la puerta de un Museo de Barcelona, donde los estudiantes de Bellas Artes y pintores callejeros llevaban lo que hacían para ver si vendían algo o si alguna galería se interesaba por ellos.

El primer día vendí todos en menos de una hora, el segundo día tuve la fortuna de que Antoni Tàpies, que iba cuando podía a ver lo que salía de los pinceles de la gente que empezaba, se fijó, se paró, me hizo cientos de preguntas y ese día empezó un periodo de formación y aprendizaje muy fructífero. Tàpies era como yo, autodidacta en sus inicios y tenía estilo único. Hoy sus obras están en los mejores museos del mundo y es un orgullo haber aprendido y colaborado con él.

- Qué le dirías a los profesores que tienen futuros artistas en sus aulas?
- Que fomenten la creatividad a todos los niveles. Que no se preocupen más de impartir la técnica que de desarrollar la creatividad de cada alumno o alumna, que no ahoguen los estilos personales que no se rijan por los manuales de arte.

- Se dice de ti, que tus cuadros de edificios, faros y esculturas tienen una singular mezcla de modernismo catalán y románico gallego
- Lo que pasa es que tengo debilidad por el Modernismo y el Románico. Puede parecer que mis edificios tienen mezcla de esas corrientes, como dices, pero la verdad es que me encanta pintar iglesias románicas y edificios modernistas.

- De hace unos años para aquí, se observa una utilización de colores más vivos. ¿Siempre fuiste libre con la paleta de colores? También hay una utilización del oro y del bajorrelieve para crear una sensación de tres dimensiones.
- Empecé con los colores primarios y enseguida fui experimentando con los complementarios. No sigo las teorías del color, para mí el color y las formas son parte de las composiciones de una obra. Intento no dejarme influir por las corrientes o los colores de moda. Los colores están ahí, yo sólo los descubro y los coloco en el cuadro en el sitio que corresponde, en su sitio. Mis cuadros sin color no serían lo que son aunque tengo obras muy buenas y reconocibles con tres colores nada más.

Experimento con los colores, con las mezclas y con los pigmentos, las paletas van cambiando pero no hay ningún motivo especial, son evoluciones. Es cierto que los oro y los plata son algo relativamente nuevo, he encontrado la mezcla perfecta para conseguir el efecto óptico que quiero y hoy en día hay cuadros que no puedo concebir sin los dorados.

¿El artista debe ser multidisciplinar y salir del estudio y crear equipos, y “ceder” en la creación de la obra?
- Una persona que es creativa lo es en todas las facetas de su vida, para decorar, para dibujar, para diseñar o para resolver un problema. Aunque a cada persona hay que darle su sitio y que sea el más bueno en algo quien se ocupe de eso. Yo nunca he sido de crear equipos, siempre he trabajado solo y he creado solo. Ahora tengo el mejor momento creativo y sentimental de mi vida gracias a mi pareja Elena, que me ayuda a llevar las cosas, a ordenar las exposiciones, a seleccionar las obras, pero en la creación soy sólo yo.

Por ejemplo, ante un encargo por parte de un cliente lo primero que pregunto es el espacio que tienen o el tamaño que quieren, luego el tema que quieren, pero nada más. No sé si admitiría más sugerencias. No envío bocetos, no doy pistas, no envío evoluciones ni comento los colores que uso. El cliente lo ve al final ya terminado y listo para colgar.
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